La llegada de las y los bebés es un constante recordatorio
de la natividad y nos preguntábamos ajá, y ¿qué pasó luego del nacimiento de
Jesús?, ¿cómo María, Jesús y José llevarían el postparto?
Hay definiciones del postparto desde el punto de vista médico
que orientan las causas de algunos cambios físicos y emocionales que viven
todas las mujeres que acaban de nacer como mamás, tan pronto tienen sus bebés
en brazos. Sin embargo, la metamorfosis que vive la triada, va más allá de sólo
sentir esos cambios. Es una oportunidad de oro para crecer.
Desde nuestra experiencia como madres profesionales del
cuidado de la vida y estudiosas de la energía y la psiquis de una mujer madre
es maravillarnos del poder infinito que trae estas circunstancias intensas y
necesarias para la evaluación de la nueva familia.
Creemos que así como se planifica el parto con detalles, nos
preparamos para un evento muy importante para la mujer que abre su corazón, su
cuerpo y se compromete toda en dar la vida para dar vida. En su parto, el postparto aún más, se debe resaltar el protagonismo de esa mujer co-creadora y
nutridora infinita, donde la madre se reinventa en una situación nueva y para
siempre.
El postparto también es una vida íntima, es multicolor, es
sin tiempo, ni espacio, a veces las nuevas familias son presionadas para
atender visitas o pendientes laborales, en vez de disfrutar de un evento que continúa en la
intimidad, entre sábanas que pasó desde la entrega placentera de hacer el amor,
a un espacio íntimo para cuidar la vida.
Pues aquí la madre está desnuda, su cuerpo y su alma dispuestos
para alimentar y conectar con el cuerpo de bebé que es lenguaje que armoniza y le
hace sentir confianza, que allí está su nuevo hogar en los brazos y las tetas
de mamá. Para esto hay que darle a esas almas el tiempo que requieran para re-conocerse,
donde papá es fundamental para la salud de esa fusión que aún es un sólo cuerpo
afuera.
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