Quizás ya hayas escuchado esta frase, pero ¿en algún momento te has detenido a interpretarla o reflexionar al respecto?. Una de las cosas que justamente me ha enseñado la maternidad es comprender que si estoy bien, mis hijas estarán mejor.
Hay momentos en la vida, en
los que sin darnos cuenta, anteponemos situaciones, personas o cosas por encima
de nuestro propio bienestar y felicidad.
Esto ocurre fundamentalmente
por una razón "tenemos miedo", miedo al rechazo, a no encajar, a
hacerle daño a otra persona, a quedarnos solas, a quedarnos sin nada, a
equivocarnos, a perder, a arriesgarnos, entre otros.
Y más aún, cuántos son los
miedos que podemos llegar a listar desde el momento en el que nos convertimos
en madres. En este instante, es casi que instintivo y animal priorizar la vida
y cuidado de nuestra cría, al punto de llegar a hacer a un lado nuestro propio
ser para atender a esa nueva vida que ha llegado y que es nuestra
responsabilidad.
Pero, ¿hasta qué punto
podemos decir que eso está bien, es normal y no pasa nada?
Si tus necesidades básicas
de alimentación, hidratación, aseo personal, atención y contención psico-afectiva
están cubiertas, perfecto; pero, si por el contrario no te alimentas bien, no
tienes tiempo para tu auto-cuidado, estás sometida a un ambiente de mucho estrés,
te sientes enferma y triste, pausa.
Enferma, triste y sin
fuerzas, la maternidad y crianza se hace muy pesada y lo peor del caso es que
toda esa energía será manifiesta en la actitud de tu bebé.
No nos damos cuenta de esto
sino hasta que nos enfermamos, a tal punto que no podemos cuidar de nuestras
crías, es allí cuando nos detenemos a reflexionar al respecto. Enfermas y sin
fuerzas es muy poco lo que podemos hacer por nuestras hijas e hijos, por eso "cuídate
y priorízate".
En este sentido, ¿qué
podemos hacer para mantener un equilibrio entre la maternidad y nuestro
auto-cuidado? En este artículo te comparto algunos tips:
- Aliméntate
bien y sanamente: si te encuentras dando lactancia materna es
importante que sepas que tu cuerpo requiere mayor cantidad de kcal/día y buena
hidratación.
- Toma
un tiempo durante el día para ti: aunque a veces sea difícil por
la dinámica de la maternidad, sobre todo en los primeros meses después del
parto, toma un tiempo para ti, para hacer algo que te guste: tomar una ducha,
meditar, leer, comer algo rico, consentirte un poco.
- Pide
ayuda: auxíliate con tus familiares y amistades cercanas, sobre
todo en aquellos momentos de mayor estrés y agotamiento, es válido descansar.
- Evita
sobre exigirte: no tienes que ser la mejor mamá del mundo, únicamente
tienes que ser mamá "punto y fin". El auto exigirte te llevará a
sentirte cada vez más cansada. La maternidad no tiene un manual, es un camino
de aprendizajes.
- Disfruta los momentos a solas con tu bebé: si estás amamantando, ese contacto piel con piel, les nutrirá mucho a ambos.
En
conclusión, son muchas las estrategias de las que puedes hacerte para maternar sin
descuidarte. Sigue soñando, evolucionando y creciendo en equilibrio, ahora en
compañía de tus crías y siempre recuerda que si estás bien, ellas y ellos
estarán mejor.
Articulo escrito por: Loisemily Prieto Salazar.
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